Ruth Buendía, la mujer ashaninka que se enfrentó a Odebrecht
Ruth Buendía, presidenta de la Central Ashaninka del Río Ene (CARE), ha ganado este 2014 dos premios internacionales por su trayectoria en defensa del medioambiente y de los derechos del pueblo ashaninka.
En España, el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Casa de América la premiaron con el Premio Bartolomé de la Casas, que reconoce desde 2001 a líderes indígenas que defienden los derechos de sus comunidades. Y en EEUU, la Fundación Goldman la reconoció con el premio del mismo nombre por la lucha de Buendía en contra del dos proyectos hidroeléctricos que amenazaban con inundar una decena de comunidades ashaninkas asentadas en la cuenca del río Ene.
“No voy a rendirme ni mi pueblo nunca va a rendirse”, dijo ante el auditorio al recibir el premio Goldman. “Resistimos al terrorismo de Sendero Luminoso que casi nos extermina, a un Estado que no nos mira y no nos considera como ciudadanos y a la amenaza alrededor de nuestros ríos: narcotráfico, extracción petróleo y gas”.
Resistirse al exterminio como pueblo indígena ha sido su batalla. Tras el asesinato de su padre en pleno conflicto armado interno, fue víctima de desplazamiento forzoso para no ser asesinada por Sendero Luminoso. Tras el fin del terror, que casi extermina al pueblo ashaninka, Buendía retornó a su comunidad en 2008 y, logrando un hito en la dirigencia indígena al ser mujer, logró la presidencia de la Central Ashaninka del Río Ene.
Tras asumir la dirigencia, Ruth Buendía se convirtió en el rostro de la resistencia contra otro desplazamiento forzoso, esta vez por parte de proyectos hidroeléctricos enmarcados dentro del Acuerdo de Cooperación Energética Perú Brasil.
En 2010, los entonces presidentes Alan García y Luis Ignacio Lula da Silva firmaron un acuerdo por el que en los próximos 30 años Perú se comprometía a construir megacentrales hidroeléctricas para la exportación a Brasil de energía equivalente a 6000 MW. Dentro de este acuerdo, sobre el que nunca hubo transparencia, se englobaban al menos 3 represas (Pakitsapango, Tambo 20 y Tambo 40) en la cuenca del río Ene, otorgadas sin consulta previa a los pueblos indígenas y que inundarían el territorio titulado de al menos una decena de comunidades.
Ruth Buendía, como presidenta de la Central Ashaninka del Río Ene encabezó la resistencia contra estos megaproyectos hidroeléctricos y con las leyes de la mano, solicitó en nombre del pueblo ashaninka la nulidad de la concesión de estos proyectos hidroeléctricos al no haber sido consultados previamente a las comunidades indígenas y no contar con el visto bueno del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernanp).
“Esta lucha no ha sido solo mía, sino de los hermanos ashaninkas, los jefes, líderes y lideresas y autoridades”, reconoció Buendía en la ceremonia de su premiación recordando las luchas que la precedieron. Detrás de mí hay un gran equipo de personas e instituciones que me supieron ayudar en los momentos más difíciles"
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